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sábado, 12 de febrero de 2011

Las necesidades parte 1: "El dinero: ¿qué, cómo y cuánto?

Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (1a de Timoteo 6:8-10)La semana pasada uno de los miembros de mi iglesia me dijo: "Horacio, sería bueno que recibieramos un estudio sobre las necesidades que tenemos como creyentes...". En cierta forma, lo escuché tratando de escudar o de justificar el pecado en nuestra vida, a lo que respondo con el inicio de un estudio que dividiremos en cuatro partes. Por medio del mismo, trataré de demostrar (con la ayuda de Dios) que el Señor está al pendiente de nuestras necesidades como hijos, y que al mismo tiempo ha diseñado un sistema totalmente perfecto para que podamos vivir alejados del pecado, en el cual no existe una razón válida para justificar nuestro mal accionar.
En primer lugar, hablaremos del dinero. El dinero, como bien lo saben se ha convertido en una necesidad básica para cualquier persona que viva en este mundo (porque ciertamente la palabra nos dice que NO somos de este mundo, sin embargo vivimos en este mundo). Hoy ante un panorama sombrío, en donde la especulación hace que los mercados se muevan de manera que los que menos tienen son los afectados, en un mundo en el que encontramos tanta escasez, es necesario que giremos a la palabra de Dios para ver lo que su voluntad habla al respecto. Cabe mencionar que la biblia esta llena de ejemplos en los que se menciona el dinero y la perspectiva que debemos tener respecto a él, pero en este estudio trataremos de abordar algunos puntos que me parecen reelevantes y que considero es importantísimo tomar en cuenta.
Como inicio, es indispensable borrar de nuestras mentes el falso concepto que tienen algunos creyentes al decir que el dinero "es malo". El dinero, mi hermano, es un elemento totalmente amoral, es decir, carece de una orientación: el dinero no es, ni malo, ni bueno. La cuestión es el enfoque mismo que nosotros le damos. La palabra es clara en 1a de Timoteo 6:10: "la raiz de todos los males es el AMAR al dinero...". Palabra clave: AMAR. Por lo tanto, Dios aborrece que el hombre ame al dinero, porque esto se convierte en idolatría y el creyente que ama el dinero sin saberlo cae en dicho pecado.
Ahora: Dios quiere que poseamos dinero, pero no nos confundamos. El Señor al ser el dueño del oro y de la plata esta dispuesto a suplir toda necesidad, pero no todo capricho. Dios nos dice por medio de su palabra (ej. Hageo 5:8 y Deut. 8:18) que el nos da cierto derecho para poseer dinero; pero, al mismo tiempo nos da una serie de principios que debemos seguir para ser candidatos viables a recibirlo, algo así como una receta de cocina muy simple.

1) El primer principio es simple, y se llama TRABAJAR. Dios aborrece la flojera y la holgazanería. La palabra lo dice en 1a de Timoteo 5:8 "porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo". ¿Así, o más claro? Es fundamental trabajar para que el Señor bendiga nuestra economía. Así mismo, el trabajo del creyente debe ser siempre apegado a los principios y doctrina que el Señor nos ha dado; el Señor no bendice el trabajo deshonesto y tampoco bendice el ingreso producto de actividades que van en contra de las enseñanzas que nos ha dado. El trabajo es el primer principio que el Señor nos brinda para hacer dinero.

2) En segundo lugar, encontramos al AHORRO como principio clave para que el Señor bendiga cualquier economía. Es algo complejo mencionar esto, porque se puede confundir con el atesoramiento, lo cual es un pecado; sin embargo, Dios nos llama a ser previsores, y económicamente hablando el ahorro representa la previsión. Proverbios 21:20 nos menciona: "Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; Mas el hombre insensato todo lo disipa". El sabio trabaja con un margen de holgura, siempre esta listo para cualquier inconveniente y absolutamente nada le sorprende. El ahorro representa una manera de obedecer a Dios, en el sentido que, estando prevenidos, dificilmente nuestra fe será dispersada por factores económicos. No existe una cuota para ahorrar, en todo caso Dios ve nuestra actitud y bendice los graneros del siervo que le es fiel en todo sentido.

3) En tercer lugar, esta la administración. Dios es un dios de órden, por lo que el nos llama a mantenernos bajo un régimen totalmente planificado. El sabio se guía por medio de la planeación, es decir, todos y cada uno de sus movimientos son finamente calculados y premeditados. Sugerencia: elabora una lista de prioridades básicas como son ofrendas, gastos fijos (renta, electricidad, agua, alimentos, traslados, etc.), fondo de ahorro, y cualquier otro gasto que es necesario cubrir. Dios nos llama a mantener un órden en nuestros egresos, y nosotros al hacer esto obtendremos grandes beneficios y control sobre los bienes que el Señor nos ha dado a administrar.

¿Hay escasez en tu bolsillo? Hay que hacer un autoanálisis, ya que Dios puede utilizar esta situación para diciplinar nuestras vidas. Dios utiliza la escasez para mostrarnos alguna lección, para reprendernos, o simplemente para formarnos como mejores personas. Pablo habla en la carta a los Filipenses 4:12:  "Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad". Esto mismo es lo que Dios pretende para nosotros: no vivir en pobreza y en miseria, sino siervos que saben gozarse en la austeriad como en la abundancia; siervos que le den gloria sin importar lo mucho o poco que poséan; hijos que le alaben a pesar de sus tribulaciones. Esto es lo que Dios ama, y esto es lo que Dios pretende de nosotros cuando pasamos por escasez. Te invito a que reflexiones, que analices tu vida, que sepas de gente en el mundo que está muriendo de hambre, de personas que no tiene un techo o un sustento... te invito a que la próxima vez que te pongas delante de Dios para quejarte, lo pienses muy bien y te sientas avergonzado.
Nunca hay que olvidar que aquello que Dios nos ha dado no nos pertenece del todo, sino que somos administradores de los bienes del Él, y tal como administradores debemos eficientar el rendimiento de cada cosa que le pertenece a Dios.

El Señor les bendiga, y esperen el siguiente sábado la parte 2 de este estudio. Gracias.

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